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¿Cuándo fue la última vez que viste un diente de león?

Siempre que visito lugares verdes observo los detalles del Diente de León🌼. Sus flores, sus cambios de color, su vuelo, su fuerza, su resiliencia.

¿Te acordás cuándo fue la última vez que viste un Diente de León? Yo sí. Fue este año, en medio de la cuarentena por el COVID-19. Ese Diente de León llamó poderosamente mi atención porque había florecido en medio de la Ciudad, al costadito de un cordón agrietado. 

¿Cómo llegó hasta ahí? ¿Cómo floreció esa semilla? Me hice muchas preguntas, las que me incitaron a investigar un poco más sobre esta planta y sus flores. Y me encontré con un mundo que no conocía.

Leí que el Diente de León es una planta que suele crecer en baldíos, pastizales y cerros; resiste el frío y las heladas; y, a pesar de que su flor parece frágil, es muy fuerte. Además, hay muchas leyendas que explican su simbología. Pero te confieso que su ciclo de vida fue lo que más me sorprendió.

Al principio, al Diente de León le brotan flores con largos pétalos amarillos. Pueden vivir largos años, pero con el paso del tiempo se empiezan a secar y cerrar. El tiempo de vida y las “dificultades” del día a día van transformando su aspecto y color ¿Te suena?

Aunque parezca que su futuro ya tiene un camino marcado, la flor se vuelve a abrir de una forma diferente: esta vez no es amarilla; esta vez es blanca algodón con una enorme cantidad de semillas que, con cada ráfaga, flotan por el aire transportándose lejos y dejando esas semillas en cada pedacito de tierra.

Esta flor te invita a “FLORESER” en una mejor versión, a creer en tus capacidades, a no rendirte aunque la vida te llene de retos y obstáculos, a comprender que los tiempos de crisis son momentos para crecer desde adentro.

Sí, el viento puede mover su flor, sacudirla fuerte. Sin embargo, si se observa desde otra perspectiva, ese movimiento ayuda al Diente de León a esparcir sus semillas para florecer en otros lugares, y de otras maneras.

🌼Transformarse a través de la superación también forma parte de la belleza de la vida.

“El mejor regalo que podemos ofrecerle al mundo es nuestra propia transformación” (Lao Tse)

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